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JUANA COLÓN: SU MILITANCIA OBRERA Y OTRAS DIMENSIONES DE SU VIDA.

La historia de las mujeres en Puerto Rico está aún por escribirse. Si bien es cierto que las aportaciones realizadas hasta ahora tienen un valor incalculable e incuestionable, apenas esa historia se ha rasgado. Levantar la historia de las mujeres puertorriqueñas desde la época de la colonización hasta nuestros días no creo que esté en la agenda de nadie, incluidos los grupos feministas y estudiosos(as) del genero, a quienes asumo más le debe interesar. Esa historia no está recogida en su totalidad en los arc

hivos oficiales o privados existentes en nuestra nación. Esa historia espera por nosotros(as) en todas las esquinas de este archipiélago; en cada pueblo y barriada; escondida en la historia y tradición oral que cada día se nos desvanece. Sabemos que existen impresionantes trabajos, como el desarrollado por Bonnie S. Anderson y Judith P Zinsser sobre la historia de las mujeres europeas, que resultan buenas guías para que reflexionemos en tanto contemplar la posibilidad de un proyecto de tal magnitud, visto en el horizonte de los próximos diez o quince años. Nadie puede afirmar, ni el académico más encumbrado, que la historia de la mujer puertorriqueña está escrita, por lo que deberíamos pasar la página. Cualquiera puede pasar la página y decirlo, pero tres cuartas partes de esa página está en blanco.

La figura de Juana Colón forma parte de la historia de la militancia de base dentro de las luchas obreras en los primeros treinta años del siglo XX, aunque sabemos que tuvo otras dimensiones. Si bien es cierto que en algunos trabajos publicados a partir de la década de 1970 mencionan de pasada esta figura, lo cierto es que muy poco se sabía de ella en tanto su desenvolvimiento como líder en el mundo del tabaco en Comerío. Ni decir de mencionarla en los currículos dentro del Departamento de Educación. Por décadas Juana Colón, como otras mujeres obreras, no tenían cabida en las páginas de historia con que se educaba a nuestros jóvenes en las escuelas del país. Juana Colón no era prócer, solo una “revoltosa socialista”, al decir de un alcalde comerieño. ¡Que bueno que nunca lo fue y espero que nunca se eleve a ese rango de la historia bronceada! Juana Colón fue una mujer que correspondió a su tiempo; que con el coraje heredado del mundo esclavo y luego del mundo del salario y la explotación obrera, se levantó contra los intereses del gran capital que se había asentado en Comerío abriéndose el siglo XX. Ser llamada “La Juana de Arco Comerieña”, por sus hermanos de clase no es un título de procerato, fue solamente el reconocimiento al arrojo extremo en las batallas campales que libró, piedra en mano, contra la American Tobacco y sus alicates españolitos del Comerío de entonces. Por eso, noventa años después de la gran huelga de abril de 1919, su recuerdo late con vida en la memoria de cientos y cientos de comerieños. Pero a Juana Colón no podemos encapsularla en la militancia obrera. Esta mujer, a diferencia de otras destacadas líderes de la época, tuvo otras dimensiones que no pueden separarse una de la otra. De tal manera que participar de las luchas obreras en el mundo del tabaco sin ser despalilladora, o no trabajar en alguna función dentro de ese mundo, nunca la limitó, sino que vivió siempre de una manera multidimensional. Planchaba y lavaba para sobrevivir, combatía en las huelgas como militante de base; actuaba como doctora de barrio ; ejercía sus oficios de espiritista y, por encima de todo, era madre soltera responsable de criar varios hijos. Además, y no menos importante, había trazado relaciones de compadrazgo con una buena cantidad de miembros de su comunidad. Este aspecto multidimensional de Juana Colón es lo que le dio un estatus de matrona durante muchas décadas.

Nacida en 1886 en una hacienda cafetalera, hija de esclavos, negra y analfabeta, vino al mundo, como miles de mujeres de su época, con dos straik en su cuenta; a punto de ponche en el juego de la vida. Sin embargo, hizo lo indecible por arrancarle al sistema lo necesario para sobrevivir. Temprano- de acuerdo al censo de 1910- se hizo lavandera y planchadora de los sectores acomodados del pueblo, viendo la opulencia vis a vis la escasez de todos sus hermanos de clase. Se batió a palos con su primer esposo por los abusos que aquel pretendió cometer contra ella. Comienza su vida como madre soltera en una época donde esa forma de familia era criminalizada. Esa dinámica de supervivencia nunca le permitió ir a la escuela, sin que esto fuese un obstáculo para estar clara dónde estaba cada cual en el tablero social comerieño. Su llegada a la zona urbana en 1912 dio paso a entrar en mayor contacto con los tabaqueros y despalilladoras ubicados en las inmediaciones de las fábricas de la ATC. Allí, en Cuba Libre y Cielito, recibirá el insumo de las experiencias de aquellos tabaqueros y despalilladoras que salían todos los días, durante una parte del año, a ganarse unos 25 centavos al día por labor realizada. Pero nunca entró a la fábrica, se mantuvo siempre como planchadora y lavandera. Seguramente también las experiencias organizativas en el pueblo ,expresadas en protestas campesinas a finales del siglo XIX, y la existencia de un gremio de tabaqueros en 1901, influyeron en que surgiera en ella un grado de conciencia social respecto a la explotación a que eran sometidos todos(as) los trabajadores(as) en esas primeras tres décadas del siglo XX. Con el correr del tiempo esta mujer concretizó lo afirmado décadas después por el lingüista Noam Chomski al decir éste que “la libertad sin oportunidad es un regalo envenenado, y la negación de tal oportunidad es un acto criminal”. Hizo suya la idea, muy común al pensamiento anarquista, de la distribución del pan, por decir riqueza entre los y las que la producen, y la constitución de un mundo de iguales, a diferencia de la libertad política promulgada por los herederos de la hacienda decimonónica, al momento abogados de los grandes intereses corporacionistas norteamericanos.

Todo lo que hasta el momento sabemos sobre Juana Colón la ubican como una gran militante de las causas de los trabajadores, doctora de barrio, sufragista, algo de espiritista y madre soltera. Importante resulta que, con las fuentes trabajadas hasta ahora, nunca se presentó como mujer víctima. Las fuentes orales, las periodísticas y las oficiales la presentan como una batalladora de las causas en que creyó, sin verse atisbos de víctima sufrida de las situaciones que le tocó vivir. El evento que eleva a Juana Colón a ser recordada por sus hermanos de clase durante muchas décadas, y que permitió que la nueva historia la mencionara de pasada, es la huelga tabacalera de abril de 1919.

Comerío constituía unos de los pilares fuertes de la producción tabacalera en todo Puerto Rico. En ese momento era unos de los pueblos que más tabaco producía en la isla, visto esto desde el punto de vista proporcional a su extensión territorial. La Puerto Rico Leaf Tobacco Co., una sucursal de la ATC, había encontrado en Comerío – desde 1905 - el lugar perfecto para agenciarse y explotar la hoja de tabaco. No llegaron al pueblo por casualidad. Desde el siglo XIX habían identificado esta zona de la montaña como el lugar donde mejor tabaco se producía en toda la isla. Ese año de 1919 fue uno puntal en la producción de tabaco si se compara con años anteriores (1.7 millones de libras). Sin embargo, los salarios, las condiciones antihigiénicas, falta de iluminación en la fábrica, etc. llevaron a que se desatara la huelga. La misma tuvo una duración de 27 días, donde los obreros y obreras se jugaron todo, incluso su vida. En la mañana del 10 de abril los y las trabajares(as) tomaron la entrada de la fábrica y así evitar que trabajadores obligados por los capataces (rompehuelgas) los sustituyeran en el centro de producción. A eso de las 9:00 a.m se desataron incidentes violentos donde la policía y capataces pertenecientes a familias pudientes del pueblo intentan a toda costa escoltar a los rompehuelgas a entrar al taller. Comienza la granizada de piedras, y policía junto a capataces disparan en todas direcciones. El resultado fue tres muertos y varios heridos. Pero en medio de pedradas y tiros estaba esta única mujer, que aunque no trabajaba como despalilladora, acudía en apoyo de sus hermanos de Cuba Libre y el Cielito. Testigos presenciales entrevistados confirman lo que alguna vez pudo parecer leyenda. Macario Bermúdez, presidente del Partido Socialista en la década de 1930 en Comerío, quien la conoció desde 1912, señaló sobre los incidentes:

-“Eso fue de día. Como de 9:30 a 10:00 fue el revolú ese. Un revolú donde mataron al cuña’o mio – Vicente Rodríguez – en la orilla del río; y a Cirilo, no recuerdo el apellido, acá en la calle; donde le pegaron el tiro a otro señor por la espalda. Y entonces a comai Juana que le disparaban. Creo que era a ella, porque ella era la que se defendía cogiendo piedra y tirando…Yo estaba al frente, muchacho yo, en una tienda que le decían de Cobián Solares. Y cuando eso que yo le digo de la huelga, era Mr. Jule un alemán, y a ella le dispararon tiros… en la calle principal. Ella era la que estaba en la calle; ahí frente a la Farmacia Martorell…pues ella se defendía y de arriba le tiraban. Le tiraban de una casa que había allí de altos y otra que quedaba al frente…Yo estaba frente, en la tienda”.

Como el de Bermúdez existen otros testimonios de lo ocurrido en la huelga. La versión de la policía, rescatada de los libros de novedades, denota la típica actuación de gendarmes del estado. Las versiones policiacas tenían como hilo conductor defender los intereses de la ATC.

Terminados los actos violentos comenzó la represión y los arrestos contra los Implicados, en lo que las autoridades llamaron “Motín”. La policía de Bayamón fue vaciada en Comerío para atender y asegurar los intereses de la ATC. No es casualidad que de todas las personas arrestadas y llevadas al cuartel, haya sido Juana Colón a quien se le impuso la multa más alta, 800 dólares, que en aquel momento era realmente una fortuna. Los arrestos llegaron a algunas veinte personas. Posteriormente fueron fiados sin saberse de algún proceso legal en los tribunales contra los obreros y/o capataces implicados. El liderato del Partido Socialista se personó a Comerío, encabezados por Santiago Iglesias Pantín. Es de señalar que Juana Colón, aunque no era parte de la Federación Libre, si lo era del Partido Socialista, fundado cuatro años antes en el vecino pueblo de Cayey. Pero, que sepamos, no formaba parte de la directiva del Partido en Comerío. Era una militante de base más.

Juana Colón, junto a muchas (os) hombres y mujeres, con esa huelga retaron, cual campo de batalla, a la empresa más poderosa del mundo en la producción y venta de tabaco: la ATC. Es posible que Juana Colón y sus hermanos de clase nunca supieran de la existencia de James Duke, aquel millonario hombre de negocios radicado en Nueva Jersey (el gran magnate del tabaco), y quien desde la distancia, ejercía el poder de controlar vidas. Los obreros, simplemente, reaccionaron a su inmediatez, pero chocando con el estado colonial represivo influenciado, sin duda, por el trust que Duke comandaba.

El reporte realizado por el periódico Unión Obrera de lo ocurrido el 10 de abril arroja un detalle que , a mi juicio, intenta invisiblizar las actuaciones de Juana Colon en ese momento en particular. Firmado por Benard Silva, encargado a sueldo por la Federación Libre de negociar con la ATC, el reporte hace alusión a la perdida de facultades mentales por parte de Juana Colón y el haber estado presa. Dice Silva:

“A Juana Colón, quien ha estado en el depósito municipalpor tener un poco perturbadas sus facultades mentales, se nos asegura que Carmona le hizo varios disparos directamente de los que pudo salvarse, pues parece que la consigna era causar el mayor daño entre las mujeres huelguistas”.

Es de aclarar que no existe una sola versión testimonial de personas que estuvieron cerca de ella, que sostenga esa versión de pérdida de facultades mentales. Y la única vez que Juana Colón estuvo en el depósito municipal fue en el año 1917, escapándose del mismo, por lo que dicho acto afirma su total cordura. ¿Qué podía estar detrás de Silva para señalar que Juana Colón tenían un “poco perturbadas sus facultades mentales”?. No sabemos con certeza.

Pero una mujer del arrojo de Juana Colón, su liderato indiscutible en la base de los trabajadores(as) a la que ella misma pertenecía, sin duda era un reto o, cuando menos , una preocupación a la versión masculina de llevar una lucha sindical. Sin embargo, en los años venideros esa versión no fue jamás repetida por nadie dentro del Partido Socialista. Más aún, era entonces invitada a participar de la tarima con el liderato máximo del Partido Socialista durante sus campañas en Comerío . En los años veinte y los treinta Juana Colón se convirtió en un pilar del Partido Socialista en Comerío, llegando incluso a ser invitada a llevar su discurso sencillo y llano, pero no menos contundente, a otros pueblos de la isla. En torno a su capacidad discursiva existen testimonios de haberla escuchado y visto en alguna actividad política. William Fred Santiago dijo sobre ella: “Juana Colón era una oradora natural, conceptuosa, profunda y lógica. Su gramática, dicción y retórica, evidentemente eran defectuosas, pero su poder de convencimiento, su persuasión y su sinceridad eran tales que arropaba a su público y dominaba el escenario. Era un banquete escuchar aquella voz de ébano sólido sin fisuras y cuya autenticidad no daban lugar al engaño ni a sombra de variación. No recuerdo en mis años adolescentes haber escuchado ninguna mujer de la calidad de Juana Colón en tribuna alguna en el Comerío de mis ayeres. Juana Colón en la tribuna Política o sindical era una líder sin dobleces. Sin pliegues ni repulgos. Era auténtica. Tenía lo que dicen los españoles, ángel. Era una mujer de palabra y acción. Tenía carisma”

Aunque analfabeta, ello no fue obstáculo para querer aprender. Por ello vendía el periódico Unión Obrera y pedía, a algún miembro alfabetizado del Partido, que le leyera el contenido de cada edición.

Juana Colón también participó en Comerío reclamando el derecho al voto para todas las mujeres. Cuando se aprobó el derecho al voto de las mujeres alfabetizadas en 1931 quedaron fuera miles de mujeres que como ella no sabían leer ni escribir. En esa coyuntura, y durante las marchas en Comerío reclamando ese derecho para todas, se escuchaba un estribillo que decía “¡Que revolú que alboroto que Juana Colón no tiene voto!” Recordemos que el Partido Socialista usó como pilar importante de su campaña para las elecciones de 1932 enmendar la ley ya aprobada para dar el voto a todas las mujeres- alfabetizadas o no - en las elecciones de 1936. Es posible que ese asunto le provocara participar de lleno en las campañas electorales de 1932 y 1936. Por eso su participación intensa en las tribunas del Partido Socialista en ese periodo.

Sin duda que esa destacada participación en las luchas obreras, electorales y de otro tipo le dieron una mayor visibilidad en el pueblo. Sin embargo, cuando se hicieron registros históricos escritos, como es el caso del libro Comerío y su Gente (1957), redactado por Epifanio Fiz Jiménez, comerieño, importante líder del Partido Socialista a nivel nacional, y quien participó al lado de Juana Colón en huelgas y campañas políticas, la invisibilizó totalmente. Para Fiz Juana Colón nunca existió.

Figuras como Juana Colón siempre fueron hijas de su tiempo. La biografía de una mujer como ella sólo es comprensible en el marco del mundo del tabaco en la zona central de Puerto Rico, aunque, contradictoriamente, nunca se haya desempeñado en trabajos asociados al tabaco. No podemos aislarla o sustraerla de esa realidad económica, social y política que le tocó vivir. Tampoco olvidar que su importancia estriba en haber sido un ente de cambio; que reaccionó, con las herramientas que tuvo a su alcance a un mundo marcado por las injusticias. Y, como ya dije, sin presentarse como víctima sufrida. No tuvo tiempo para detenerse a llorar. Estoy seguro que existieron otras Juana Colón repartidas por todo nuestro territorio nacional, esperando ser rescatadas para beneficio del saber histórico de nuestro país. La historia de esta humilde mujer es una parte ínfima de la historia de las mujeres en Puerto Rico, que aun aguarda por ser escrita.

* Profesor de historia en la Escuela Superior Juana Colón de Comerío. Ponencia leída en la Universidad de Puerto Rico, Humacao. Septiembre de 2009.

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